Dentro de la última hornada de juegos independientes a veces nos encontramos con joyitas que, explotando ideas simples a más no poder, consiguen resultados sorprendentes. Continuity es un puzzle que pertenece a ese selecto grupo.
Mezcla de juego de plataformas y puzzle (más de lo segundo que de lo primero), este juego de Ragtime Games supone un reto mental interesante y con unas bases aparentemente bastante simplonas.
Deberemos llevar a nuestro personaje a traves de 32 niveles que se componen de diferentes piezas desordenadas, las cuales deben ser movidas de manera coherente para crearnos el camino correcto hacia la puerta de salida de cada nivel, el cual recorreremos como si se tratase de un juego de plataformas, previo paso a la recogida de las llaves que abre dicha puerta.
Explicado de esta manera puede resultar fácil a simple vista, pero lo cierto es que, como si en una especie de Ecochrome en dos dimensiones se tratase, deberemos comernos la cabeza bastante en varios niveles, retroceder o incluso morir voluntariamente con tal de llegar a nuestro objetivo (al estilo de Braid aplicado de manera muy acertada, no hay contador de vidas alguno durante el juego).

Si bien es cierto que algunas fases son bastante flojas (y no tienen por qué encontrarse entre los primeros niveles), lo cierto es que incluso de vez en cuando se agradece que el juego te de esa pausa mental durante unos segundos, para así volver con fuerzas una vez superados dichos niveles. Lo mejor de todo llega cuando consigues dar solución a ese puñetero puzzle sin darte cuenta de cómo leches lo has conseguido.
Como ya he remarcado antes, en el juego no hay vidas ni muertes, ni siquiera temporizador alguno que te presione, nada más que ensayos de prueba, error y retroceso al punto de origen. Esta acertada decisión, su autor la toma en pos de la reflexión, ya que de poco serviría morir por las causas que fuesen. Únicamente importa pararte a pensar, a buscar la pieza que continúa con tu camino y conseguir llegar al final.
Todo lo que he descrito está reflejado gracias a unas simplísimas dos dimensiones que cuentan con 3 colores en su paleta (y no le hacen falta más, ya que si no seguramente se habría conseguido un conjunto visual mucho más caótico y menos atractivo). No hay objetos salvo las llaves, no hay enemigos, sólo la estructura de la fase organizada en piezas y tu avatar, el cual se ve acompañado de un contraste musical curioso. Si nos encontramos en el modo de puzzle (por el cual ordenamos la fase creando los diferentes caminos posibles) sonará una relajante melodía, pero al pulsar la tecla Espacio y "saltar" al modo plataformas en el que manejaremos a nuestro personaje, pasa al primer plano una música electrónica que quizás peque de algo repetitiva, pero que no llega a molestar precisamente.
Si hay algo que sí falla en Continuity, es que sin ser un juego cortísimo, se echan en falta algunas fasecillas más que alarguen nuestro periplo un poco. No sé si es porque se me ha quedado una sensación de "quiero más de la misma droga", pero creo que algún otro reto más complicado no hubiera venido mal; a pesar de ello, les aconsejo que lo prueben YA.
Puedes jugarlo desde aquí.
Nota: 89/100