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Aviso: contiene spoilers

La experiencia fabricando J-RPG de Square-Enix y los personajes de Disney le permitieron a Tetsuya Nomura dirigir un proyecto conocido como Kingdom Hearts, un título que, ante todo, es un enrevesado argumento que se expande más y más con cada nueva entrega. Arte emocional, amor y amistad, dolor y perdida y el crecimiento interior son las señas de identidad de una curiosa franquicia que uno quisiera saber hasta dónde va a llegar.

En Final Fantasy cada juego es totalmente independiente de su antecesor, en un God of War Kratos tiene que solucionar un problema concreto, su camino es un arco argumental al que hay que darle forma a golpes;  pero en Kingdom Hearts la experiencia va más allá, no es un juego que cuente una historia concreta, es un título que emplea un argumento y unas determinadas artimañas fantásticas para explicar los sentimientos de sus protagonistas, intentando, por encima de todo, que los personajes Disney a promocionar en Japón se vuelvan más cercanos a los jóvenes japoneses a quienes a dirigido el título. Que el juego sea tan “emo” no es casualidad. Con estas premisas cabe pensar que el resultado de la mezcla se quede en un título flojo y meramente anecdótico pero sucede totalmente al contrario.

 En Kingdom Hearts I los auténticos protagonistas son la amistad infantil encarnada por Sora,  la poderosa necesidad de madurar  y descubrirse a uno mismo de un adolescente,  y de Rikku, junto con el enamoramiento eterno y la promesa de un amor maduro, y para siempre,  representado por Kairi. El resto del título se articula con los encuentros y los choques entre estas tres etapas de la vida. Los personajes Disney, los invitados de la saga Final Fantasy y el propio hilo conductor de sincorazones y llaves espada se reparten por los distintos mundos a recorrer, presentándonos, en cada uno de ellos, una divertida moraleja que a su vez vale para hacer crecer las personalidades de los protagonistas y conducir al jugador al desastroso final en el que la madurez se nos escapa de las manos por culpa de una adolescencia mal entendida. Hay un punto muy concreto del juego en el que te percatas del cuidado que el juego ha recibido para unir el concepto sentimental que se aporta al jugador, los monigotes de Disney  y el propio argumento de KH , se produce cuando nos encontramos en el interior de la ballena. Allí, Rikku, empeñado en encontrarse a sí mismo, sujeta a Pinocho mientras se dirige a Sora, el chico de pelo azul está interesado en el muñeco porque está vivo sin tener corazón, sin tener identidad propia, sin saber qué es realmente.  Así, con esa premisa sujeta entre sus manos, la adolescencia le pregunta de manera indirecta a la infancia qué demonios puede hacer y que, por favor, le ayude a orientar su ego porque se encuentra en un camino perdido.  El final del juego es dramático y representa el momento de caos total en que la infancia no puede ser adulta y la etapa de la adolescencia se sumerge en un caos de reflexines sobre el odio, la vida y la muerte. Sora no ha conseguido recuperar a Kairi y Rikku tiene todavía más dudas de quien es en realidad. Los mundos se separan para siempre y sólo una promesa, una intención con forma de palabras, parece ser la única esperanza para un alma dividia.

Kingdom Hearts: Chain of Memories es un título puente, no porque de la inmerecida impresión de ser un juego menor o porque hile los argumentos de la primera entrega y la segunda, sino porque la sencillez de planteamiento de KH I se aplica a un mayor número de personas a quienes se quiere introducir en la saga, iniciando así la gestación de Roxas, el alter ego de un Sora que ya no será niño cuando acabe la experiencia y conduciéndonos a un nuevo nivel dramático.  Se pretende ampliar la escala del juego, perfilar un universo mucho más vasto que las limitadas Destiny Islands sin dejar de aplicar el concepto clave que hizo triunfar al primero: la dificultad de madurar y la pérdida que conlleva dejar de ser un niño y luego un adolescente; eso sí,  si en el primero el aspecto “emo”  que tantos adeptos tiene en Japón se dejaba entrever aquí se lleva al máximo extremo al combinarlo con otro tópico de los cómics japoneses: un grupo armado con un fin que les une y que ha de ser eliminado miembro a miembro. La Organización XIII es un cúmulo de seres a los que a cada uno se le ha dado una frase singular a repetir para ahorrarnos el esfuerzo de llegar a comprenderlos. Si en el primero habíamos de aprender las bases morales para dejar de ser niño a base de superar niveles cada uno con su moraleja, la Organización XIII toma el puesto educador de esas fases con un mensaje menos evidente, ellos nos advierten de lo frívolos y mezquinos que pueden llegar a ser las personas maduras cuando crecen sin haberse formado en su interior de manera auténtica, cuando crecen sin corazón. La conclusión a la que llega Sora es una suerte de catarsis que le agota y le sume en un profundo olvido ¿Cómo puede un niño que todavía no ha solucionado sus problemas con la adolescencia, con Rikku, enfrentarse con las dudas y miedos de la etapa madura? Su interior se desdobla y surge Roxas, su otro lado que ha de poder enfrentarse a un mundo de adultos siendo sólo un crío.

Algún día alguien me explicará que fue del clon de Rikku que crea la organización para enfrentarse contra Sora y que se escapa antes de la conclusión del juego.

Kingdom Hearts 358/2 days es pura explotación infantil.

Sora “le cede” a Roxas el encargo de solucionar su conflicto infancia-senectud ya que él aún sigue ocupado arreglando su paso a la adolescencia, su lucha contra Rikku; así que a Roxas le toca adoptar el papel de adulto y trabajar. Este título, como ya dije en su día en su análisis, es uno de los que mejor ha empleado el sistema de misiones ya que realmente consigue ponerte en el lugar de una especie de oficinista caza-corazones. Roxas ha de plantarle cara a la rutina de ver los días pasar haciendo siempre lo mismo, a la responsabilidad de ser el único capaz de conseguir corazones y a las dudas acerca de si el trabajo que desempeña es el correcto, siempre llevando su mente hacia el sitio al que él pertenece: un mundo sin preocupaciones más propio de un chaval de su edad, un mundo al que todos hemos querido regresar, bien al trabajar, bien en una soleada tarde de junio sentados en una condenatoria biblioteca . Axel y Xion son los encargados de hacerle pensar, uno instándole a un feliz conformismo y la otra a realizar la gran pregunta pero la respuesta definitiva, así como el cierre absoluto de este primer arco argumental no quedará cerrado hasta Kingdom Hearts II.

Kingdom Hearts II es un épico final y un excelente juego de una gran calidad jugable. Con todo lo que venía arrastrando de entregas anteriores, se supieron solucionar los fallos del primero, se potenciaron todos y cada uno de los elementos que gustaron de él y el nuevo argumento supo cerrar todas las incógnitas con una poderosa moraleja: no importa a donde te vayas, o lo lejos que te escapes de tu hogar para encontrarte ya que la auténtica respuesta a quien es uno siempre está en uno mismo, y eso es aquí y ahora. Tras recorrer cientos de mundos y derrotar a miles de enemigos, es en el punto de partida donde infancia, adolescencia y madurez se encuentran y sólo así funcionan, cuando están juntos y ven el horizonte en armónico equipo. Al reencuentro también acude Roxas y Naminé, las esencias perdidas de Sora y Kairi respectivamente que vienen a dar  fe de la moraleja última de Kingdom Hearts. Así se cierra una saga épica, amena de jugar y de una enorme capacidad afectiva, la pregunta ahora sería ¿es realmente necesario sacar más juegos de la franquicia si lo que se quería contar ya se ha contado?

El universo que engloba Kingdom Hearts está muy liado, dejando de lado la emotividad del conjunto, nos encontramos con demasiados tipos de enemigos distintos: los sincorazón, los incorpóreos y ahora el Kingdom Hearts: birth by sleep nos presentará a los unversed,  si esto sigue así ¿hasta qué punto vamos a llegar? Es justo reconocer la inteligencia del equipo a la hora de introducir novedades,  la dualidad incorpóreos – sincorazón estuvo muy bien introducida y posiblemente también incluyan de manera sobresaliente a este nuevo tipo de enemigos como, por ejemplo, argumentando que representan el origen de los dos primeros, explicando que antes sólo se desprendían los unversed del cuerpo de una persona en lugar de los otros dos. Esto no es más que una suposición pero no dudo de que sepan cómo hacerlo. 

Nos presentarán tres personajes nuevos,  cada uno con su historia propia que deberá ser jugada de manera independiente. Todo sucederá diez años antes y yo me pregunto ¿qué me interesa realmente del Kingdom Hearts? ¿Sora y Rikku o la propia historia de las llaves espada? Sin pensármelo dos veces, afirmo categóricamente que me interesan los personajes y no tanto el argumento,  y además me interesan los personajes en un momento concreto de sus vidas que ya fue narrado. Esto también lo saben en Square-Enix, son conscientes que la clave de la saga se basa en un trío de personajes amigos-enemigos y en las tiranteces de su relación. Con las dos de Playstation emplearon esa estructura de juego, con la de la portátil de Nintendo también y de nuevo con la próxima entrega de Psp. Con esa base  parece que quieren avanzar en la saga yendo hacia atrás, y pese a ser bastante seguidor de esta franquicia, he de reconocer que estoy perdiendo interés al tener la sensación de que están dando vueltas, una y otra vez, alrededor del mismo concepto. Veo a  Terra, Ven y Aqua y las relaciones con Sora y compañía son demasiado evidentes.  Posiblemente acaben enfrentados entre ellos y liando más un universo que empieza a no sostenerse ya que, de por sí, no es tan interesante si le quitamos a los poderosos protagonistas del principio y ya vivimos las emociones que nos quisieron transmitir en su día; aún con todo, le echo un vistazo a los scans, miro un par de videos del juego y sigo soñando con que Square-Enix consiga volver a emocionarme tanto como lo hizo presenciar la promesa que Sora le hizo a Kairi. El 9 de Enero tendrán su respuesta en Japón