Nuevebits

Personajes. Dulces y hormonas

Sonic Generations pone de manifiesto una realidad a la hora de presentar personajes en los videojuegos. En los últimos 80´s y principios de los 90, todo era llamativo, cute, adorable y propio de un sueño de niños (redondito y achuchable). Ahora cualquier prota podría robarte la cartera si te lo encuentras en una calle oscura y caminas solo sin ninguna flor de fuego en el bolsillo.

El pobre Mario ha evolucionado fatal en las mentes de los jugones

Y es precisamente Nintendo (por eso de la flor de fuego) la que más sufre a este nivel, ya que toda su cuadrilla de personajes es procedente de esa época: que si una bola rosa de caramelo, que si un adorable fontanero, que si una mujer encerrada en el cuerpo de un cyborg, que si un elfo mudo de greenpeace… ¿Cómo sobrevivir a una época dominada por pasados oscuros, gestos duros y malas maneras? Porque por mucho que hagas que Link se transforme en lobo malote o que a Samus le dé por sacar pechamen y hablar de sus cositas, uno no obtiene nada; bueno sí, las consecuencias de no adaptarse a los tiempos: que los fans se encarguen de hablar sobradamente de las oscuras siniestralidades de sus personajes: así Mario resulta ser un drogadicto que se medica a golpe de seta porque a su princesa le gustan los miembros tamaño dinosaurio, kirby es un canibal de sexualidad dudosa y Link es un retard que vete tú a saber por qué trauma nunca culmina con Zelda y no puede hablar a nadie de ello.

Pero quizás sea mejor eso, porque SEGA (así, en mayúsculas, revindicando) ha decidido transformar a su Sonic en un engendro malote de ojos soñadores y cuerpo escultural y el tratamiento de láser ocular y método dunkan le ha hecho daño en la cabeza. Acabó viéndolo todo en 3d y el resto es historia; o el fin de una historia más bien. El cambio de diseños dulzones e irreales tampoco le sentó bien a otros personajes. Lara Croft. mismamente, nació como un montón de polígonos que (al parecer fue un error de programación) tenían como fin mostrar pechamen, molar a lo Indiana Jones y cabálgame-tú-esa-tumba; y todo el mundo andaba feliz. Pero no, de repente, toma oscuro pasado, clones, tetas que suben, tetas que bajan y ahora ha acabado como una lastimera colegiala que se equivocó de yate “¡¿Pero no era aquí la fiesta de la fraternidad?!”, intentando, la pobre, llamar la atención a gritos “¡Soy un producto actual, soy un producto actual!” Aahhhh…..

¿Quién es Lara Croft realmente? La pobre cambia más de formas que la botella de CocaCola

Y mientras los héroes del ayer intentan aparentar genialidad adaptándose a las generaciones actuales, las nuevas figuras videojueguiles parecen ser versiones malvadas de estos. En lugar de Mario, un risueño fontanero nacido en la época de “Si Luisito es gordo, es que es simpático”, ahora tenemos a Marcus, que también elimina las plagas y sustituye el “it´s a-me, mario”, por “Por mí como si comen mierda y se mueren”. Ya no está Bubsy con su sonrisa pícara, sino que Nathan lo sustituye con sus irreverentes ocurrencias mientras salta y salta ¿Y Soleil y su tierno mensaje “Los monstruos también sufren y sangran”? Ha sido sustituido por Demon´s Souls y su lema “Los jugadores también sufren y sangran”… qué giro argumental.

Pero el motivo de este artículo, además de evidenciar esta desgarradora realidad es la de buscar culpables ¿Por qué esta perdida de dulzura? ¿Cuándo la ternura se ha vuelto sarcástica picaresca y han aflorado los chicos malos y los pasados oscuros? La respuesta ha de ser buscada en el lugar correcto.

La primera visita de este viaje contestatario a lo planteado nos lleva hasta el Mc Donalds, sí, antes los niños y niñas se reunían en torno a una amigable bolsa de golosinas. Caramelos de colores que nos acercaban a Cool Spot, a las estridencias de Sonic, al adorable Kirby y a los juegos bondadosos en general. Mascar esas gomas azucaradas y deleitarnos con su sabor nos fabricaban una relación inmediata en nuestro cerebro, “redondito y tierno igual a dulce y a bien”; pero ahora la muchachada se reúne en torno a un montón de grasas saturadas y carne picada de Mac Donalds, con una perturbadora estatua de un payaso que los observa mientras la comida les tapona las arterias, les bloquea el cerebro y les hormona el cuerpo. Así, la relación primera se pierde y el payaso les hace pensar que las cosas de colores ya no son tan dulces y que sólo quieren carne, tetosterona y máaaas…. o un mcflurry, que uno nunca sabe muy bien lo que es eso.

MacDonalds es el primero de los males de por qué Marcus es tan chungo

Siguiendo con nuestra indagación, tenemos que pararnos un segundo en los programas de media tarde, sí. Los ojos grandes y las historias almibaradas de “La Familia Crece” (¡Ays, Yuu, por qué me se me alborota el corazón cuando te miro!”) se han sustituido por las miradas hoscas y desagradables de la televisión rosa, los gritos, las amenazas y el triunfo de las frases mierder dedicadas a Andreíta.

Y por supuesto, lo que se lee. Cómics, películas… E incluso el cine ¿Quién no tiene ahora un oscuro pasado? Antes a Batman le habían matado a los padres, y a otra cosa, era una excusa para matar a lo loco ¿Pero ahora? ¿Quién le ha enseñado a los guionistas la palabra “trauma infantil”? La cosa es que ahora ¿Quién coño quiere ser héroe? ¡Nadie! ¡Es un coñazo! Si hasta Spiderman, que aún echa un polvito de vez en cuando, le salen las cosas fatal ¡¡Es demasiado sacrificado!! Es mejor ser malo, o parcialmente malo y salvar sólo en los ratos libres, así, por desgrabar y ya.

Por eso, cuando miréis a vuestros héroes actuales o a los videojuegos actuales, cuando examinéis su dureza, sus tiros, su evolución y su sangre,no penséis en esas tonterías de que ahora las cosas están así porque los juegos son para adultos, porque son un medio creativo en el que uno hace lo que quiere, que los juegos han crecido con nosotros y bla, bla, bla; no, conoced las verdaderas razones. Mario se ha hinchado a happy meals, a ver telebasura y a sufrir con Batman… ¡y ahora se ha transformado en Marcus! Transmitid la verdad, hermanos míos.