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Continuamos con nuestra serie de artículos donde dos de nuestros redactores enfrentan sus opiniones sobre un título, una noticia o algún aspecto de nuestro ocio favorito. En esta ocasión Albert Gómez [Branchiito] y Adrián Suárez [Mugen] nos ofrecen sus perspectivas sobre Fallout 3. No dudes en darnos tu opinión sobre quien de los dos lleva razón

Albert Gómez [Branchiito] Odia a Fallout:

Fallout 3 ha sido un juego que ha recogido elogios allí por donde ha pasado; pero para mí ha sido más un hype que un buen juego. Desde mi punto de vista falla en la mayoría de puntos clave donde un buen juego no debería fallar, os hablo de: argumento, desarrollo, jugabilidad y en menor medida, pero siempre es de destacar, su apartado visual.

El argumento es flojo y soso. Se resume en que somos un niño mimado de un bunker, nuestro padre es un súper- científico que salvará el mundo y que, por supuesto, nosotros tendremos que acabar lo que ha empezado y salvar todo el Yermo de la manos de un tirano que quiere controlarlo todo. Pocos momentos épicos o sorpresas nos esperaran en la aventura. Las misiones secundarias tampoco es que sean de las más variadas. Tendremos que o bien salvar a X o a Y. Poco más.

El desarrollo es muy pesado y la exploración tediosa. Para hacer cualquier cosa tienes que andar muchísimo. Largas caminatas que se te harán eternas, y en la mayoría de los casos dejaras de jugar antes de realizarlas. Cierto es que existe la posibilidad de transpórtate a lugares ya conocidos, pero teniendo en cuenta que existen mil lugares para ir, la caminata no te la quita nadie. Además, a mitad de camino se te hará de noche y, o subes el brillo de la tele, o te paras, le das al back y pones al muñeco  a descansar hasta las 9 de la mañana (hora del juego se entiende), porque en el juego a las 8 de la tarde (hora del juego se vuelve a entender) ya no hay quien vea mas allá de sus propias narices.

Las misiones secundarias están colocadas en cada esquina del mapa y sino te tiras horas revisando los mil documentos y cintas de audio que te vas encontrando, no tendrás oportunidad de llegar a ellas si no es de pura chiripa. Mazmorras muy largas donde perderse, es casi una obligación y no una opción, llenas de enemigos que en ocasiones te harán quedarte sin una bala a la mitad de mazmorra. El sobrepeso será tu fiel compañero, y éste te impedirá seguir, haciendo que cada dos minutos tengas que empezar a soltar lastre que en ocasiones te dolerá bastante soltar. En el sistema de Karma, como ya es costumbre, es muchísimo más fácil ser malo que bueno. Aparte de resolver las misiones con un resultado u otro, robar, mirar un PC ajeno o matar gente te aportara Karma negativo. En cambio para tener Karma positivo hay que darle agua depurada a vagabundos que estarán colocados estratégicamente en la entrada de las principales ciudades. O sea, que si quieres ser bueno tienes que buscarlo, mientras que para ser malo tienes que intentar sobrevivir, porque robar será algo fundamental al empezar la historia.

La jugabilidad es en ocasiones es desquiciante. Para hacer cualquier cosa tenemos que abrir el Pip-Boy 3000, ralentizando enormemente la acción. El sistema de combate es muy flojo. El V.A.T.S. se gasta con el primer enemigo que encuentres, así que si hay más de uno en la pantalla no sirve de nada, y tenemos que tomar el control de un endemoniado sistema tipo shooter, donde apuntar a una extremidad puede ser un suplicio.

El apartado visual tampoco es un escándalo. El Yermo está habitado por clones. La mayoría de gente que la habita aparece también clonada en otros muchos lugares. Un anciano en Megaton es físicamente igual a otro en la torre Tenpenny, y así con la mayoría. Lo mismo ocurre con los enemigos, la variedad destaca por su ausencia: ratas gigantes, cucarachas y perros serán tus enemigos al principio del juego.

Avanzada la historia serán saqueadores, mutantes y soldados, todos ellos con apenas 4 apariencias diferentes, llegando a 1 si son animales. El diseño de los mismos es bastante feote, por suavizar la palabra; y no me hagáis nombrar la vista en tercera persona, simplemente lamentable ver como se mueve el muñeco, llegando en ocasiones a volar un palmo del suelo.

Adrián Suárez [Mugen] ama a Fallout 3:

La supervivencia en un mundo que nos es ajeno es lo que define a Fallout 3. Un niño abre los ojos y la luz le deslumbra, bienvenido al Yermo. Has de prepararte para hacer frente a todos los problemas de una sociedad loca y corrupta, unos problemas que superan incluso a los tuyos propios.

Ya que mi compañero ha sido el primero iniciando este debate, seguiré su misma estructura por puntos para argumentar lo equivocado que está; para defender esta gran obra tanto me da pistola que espada.

Podría llenar un libro entero sobre lo maravilloso que es el argumento de Fallout 3, pero intentaré resumirlo con un par de palabras: equilibrio y escala. Equilibrio porque Bethesda ha sido capaz de presentarnos una trama principal que no es más que una excusa para iniciar nuestro maravilloso viaje, excusa que se va dilatando - aumentando de escala- a medida que avanzamos, conduciéndonos a la concienciación del mayor problema que vive el Yermo. Este problema, cuya solución queda en nuestras manos, guarda un precioso equilibrio con las historias secundarias que el juego nos regala. La relación que vivimos con nuestro padre, marcada por su abandono – desilusión – y nuestra partida del nido para buscarle – esperanza de que nos siga queriendo y sea bueno – marca también el miedo de un solitario niño al ataque de las hormigas de fuego, la amenaza nuclear de todo un pueblo, la gente que necesita disfrazarse para demostrar que es alguien, el rechazo de un adolescente que se involucrado con un grupo de vampiros o la gloriosa introducción de nuestra mente en un mundo virtual en el que nos instan a pegar a un niño. El equilibrio argumental en Fallout 3 va en dos sentidos que se encuentran: salvamos el mundo donde viven las personas a través de la trama principal, pero a las personas que viven en el mundo las salvamos con las secundarias ¿el problema es ir de un punto “a” a otro llamado “d”? para mí la virtud es disfrutar con esa gloriosa “b” y esa espeluznante “c”.

El desarrollo es glorioso. Partiendo de un caminar pausado donde el juego se recrea enseñándonos sin vergüenza sus devastados escenarios, sus casas derruidas y su alma, nos sume sin previo aviso en batallas aleatorias donde deberemos estar bien atentos para no caer abatidos. Podremos planear una emboscada, podremos atacar abiertamente o evadir a nuestros asaltantes o quién sabe, ayudar a un vendedor atacado y recibir una recompensa o una valiosa información acerca de un tesoro enterrado. La entrega de cintas nos hace el camino más ameno, mientras vagamos por el Yermo podremos escuchar como la voz del pueblo nos elogia por la radio o cómo una pareja está siendo asediada por mutantes no muy lejos de donde tú te encuentras… pero cuando llegas a su auxilio, sólo descubres dos cadáveres ancianos, abrazados sobre la cama en la que han vivido tantos años.

Los combates son épicos. El juego te ofrece un sistema de disparos más dañino que el habitual, preparado para que lo uses con cabeza cuando lo consideres adecuado. Es la representación de ese instante de la batalla en el que tu mente aún se mantiene fría. Tras ello, toca pelear de manera tosca y sin precisión ¡no eres más que un cretino recién salido del cascarón! ¿Cómo esperabas que iba a acabar esto, chaval? Tampoco se te regalará la munición, por lo que habrás de armarte con palos y pinchos. Esto es el Yermo, hay que sobrevivir ¿o qué te creías, chico del refugio?  La exploración es siempre satisfactoria en primera persona, permitiéndonos otra vista en tercera creadao únicamente para mirar a nuestro alrededor de un solo vistazo en caso de que lo necesitemos.

Los menús son un gran avance con respecto a Oblivion, su integración en la muñeca es fascinante y su navegación se produce con fluidez. Ahí está nuestro mapa, nuestros niveles de radiación con la que el mundo quiere devorarnos y... ¡qué sensacional nombre! Nuestra pantalla S.P.E.C.I.A.L.

Visualmente, Fallout 3 tiene un estilo que quita el hipo, desesperanzador, vivo y sucio. La soledad nos espera tras esa alta y árida colina, el miedo habita en el hormigón y el metal de las ciudades, el vicio puede olerse tras las luces tibias de las casas en las que entramos y los saqueadores que nos hostigan no consiguen esconderse entre el polvo del almacén. El diseño de criaturas y personas se apoya en un estilo cercano al cine de ciencia ficción casposo de los 50, 60 y 70. Se nos quiere enseñar un futuro deforme y sinsentido por medio de elementos visuales increíbles, horteras y caóticos en contraste con una música ligera que hace que nuestra incredulidad encuentre su orden. En cuanto a la repetición de personajes, obviando que es algo insalvable en un título de esta magnitud, he de reconocer que no lo noté en el físico de las personas aunque sí en las voces; de todas formas, era parte de la magia, de la armoniosa aberración artística con la que Bethesda nos pone en situación.

Conclusiones

Conclusiones de amor de Adrián Suárez

¿Cómo no adorar un título que ofrece una experiencia tan vasta, con tanta capacidad para hacerte llegar tantas historias humanas y el placer de luchar contra todo? ¿Cómo no adorar algo que refleja cómo es la vida: que es más fácil ser bueno que ser malo; y que las recompensas por ser buenos nunca están claras? ¿Cómo no amar esas mazmorras en las que tenemos que contar nuestras balas, en las que soñamos con toparnos con un nuevo enemigo, con una nueva decisión, con una nueva ruta, con una nueva misión? ¿Cómo demonios no vas a amar Fallout 3?

…. Tendrías que estar loco para no hacerlo ¿o no? ¿Tú qué opinas, estimado lector?

Conclusiones del odio Albert Gómez (Branchiito)

No negaré que para quien le guste este género, Fallout 3 es un buen juego. El resto de mortales nos vemos saturados por un desarrollo pesado con unas caminatas exageradas, un sistema de combate poco fino, y una historia que sin dejar de cumplir, no llega a un nivel óptimo para lo que se pide de un “must-have”.

¡Danos tu opinión o una mutaracha te comerá una pierna! (sí, la de en medio)