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Mucho se ha querido adornar el sencillo planteamiento que realmente ofrece este Borderlands. Básicamente, nos encontramos con un juego donde cuatro tipos corren por un paraje vacío de nada más que ellos mismos y enemigos. En su carrera, en pos de una meta vaga, sus protagonistas han de disparar contra todo enemigo que se cruce en su camino y ellos pueden ser hasta cuatro. Punto, eso es Borderlands, tal es su planteamiento inicial, esencial y con el que te quedas tras jugar unas pocas horas. Supongo que los que se han acercado a este juego lo han hecho por la cercanía que se prometía con el título de Bethesda o por las comparativas con Diablo. En relación con las aventuras del guerrero errante que intenta dilucidar por qué su padre ha abandonado el confortable refugio, decir que en lo único que guarda semejanza es que la acción se desarrolla en un yermo; pero Fallout 3 ofrece un planteamiento mucho más rico, el jugador salta a enfrentarse contra un parajeo hostil para averiguar qué ha ocurrido con el mundo que le rodea. Las misiones secundarias se presentan en relación al hilo conductor principal, son profundas, trabajadas y llenan nuestra mente de datos jugosos que le otorgan una tremenda profundidad al título; además en el yermo hay vida, hay civilaciones, estratos sociales, clases y personas humanas que sienten y padecen. En Borderlands no hay tal escenario vivo, no hay actores, tan sólo unas cuantas marionetas. Pandora es el campo de tiro donde descargar nuestras armas y por donde corren malhechores sin cara, las misiones secundarias son meras excusas para acabar con esos tipejos y el hilo principal se descubre al ir superando estas misiones; es un planteamiento a la inversa, algo sólo necesario para que tu personaje haga lo importante: subir de nivel.

En relación con el Diablo II, Borderlands flojea en el apartado jugable: sus menús son muy farragosos y tardarás un rato en comprender qué munición le corresponde a cada arma, siendo también complicado el tema de usar items de curación, puede resultar comprensible si tenemos en cuenta las carencias de un mando de consola pero recordemos que  la opción de permitir la programación del empleo de un objeto, al quedarnos sólo un tanto por ciento de vida, ya se ha visto y le habría sentado muy bien al título que nos ocupa. Otro aspecto flojo son las clases, son sólo cuatro y pecan de falta de profundidad, al final un arma potente soluciona el día seas quien seas. 

Vistas dichas diferencias, hablemos de los aspectos roleros. Borderlands permite el leveling, el uso de objetos con nombres complicados, la aparición de los puntos de vida que le restan al rival y hasta hace un intento de crear algo parecido a un sistema de turnos activos. Durante los combates contamos con dos barras fundamentales para indicar nuestros stats y los del adversario, tenemos la barra de vida -roja- y la de escudos -azul- , primero hemos de acabar con su defensa y a partir de ahí le restaremos fuerza vital. Cuando nosotros recibimos impactos nos sucede lo mismo, al gastarse nuestros escudos comenzamos a perder vida. Se forja así un particular sistema de juego: tú embistes contra el enemigo, le disparas y le restas la mitad de su barra azul, él te dispara y acaba por completo con la tuya, te escondes y al dejar de recibir daños se te regeneran los escudos, esperas lo suficiente; pero no demasiado ya que la suya también se recupera y vuelves a atacarle, acabas con sus escudos y ves que su barra roja comienza a descender, te escondes, cambias de arma, te coges la escopeta y te curas la vida, usas tu habilidad especial de clase y le rematas con un tiro en la cabeza. Meritorio el intento de otorgar un ritmo propio de rpg a un shooter pero que esconde fallos; ya puestos, decir que el Mass Effect lo hacía mejor. En Borderlands este sistema sólo funciona cuando el enemigo tiene un nivel similar al nuestro, en caso contrario, o los escudos del adversario sólo nos exigen un gatillazo más o se convierten en barreras infranqueables que ninguna estrategia puede bordear. Otro punto negro lo encontramos en las armas, hay un montón pero realmente sólo hay un puñado y su puesta en el juego no está tan bien conseguida como se esperaba y también, como ya indicamos antes, está el tema de las clases de factura sosa.

Tras esta deconstrucción es cuando podemos hablar de Borderlands con fundamento porque ojo, no es un mal juego, pero tampoco es el tapado del año, es una especie de monster hunter en primera persona donde, en lugar de subir de nivel las armas, subes las características de tu protagonista aunque sin la profundidad -ni de lejos- de la que goza juego de Capcom. Cuatro personas jugando en la misma partida con un argumento no crucial, disfrutando eso sí, ante una serie de enemigos a derrotar. En este sentido  MH es más sincero ya que sus misiones te plantean poco más que un "mata a ese dragón de nombre estrafalario" mientras que una tercera parte de las del Borderlands sobran y sólo resultan interesantes las de "mata a ese fulano de nombre estrafalario". Otros fallos se detectan en la escasa factura técnica y en la tendencia de los vehículos de no dejarse conducir y de atascarse entre un palo y la esquina de una casa, así que entendamos Borderlands como lo que es: un juego para buscar entre tu red de amigos a cuatro con el título entre sus estanterías, quedar online y dedicarse a disparar, a subir de nivel y a presumir de lo destructiva que es el arma de cada uno. Borderlands es repetitivo, tiene multitud de fallos y los vehículos son de risa pero júntate con unos colegas y descubrirás un argumento suficiente para no salirte del online. Yo soy Mac_the_zombie para el que le apetezca echarse unas partidas en ps3

Valoración final: 50/100

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